Tu eras un ángel
perdido en el desierto
y me encontraste.
Yo era un ingenuo,
muy fácil de enamorarme.
Crecimos juntos
en este mundo de malages,
y nos quisimos tanto
que el tiempo iba volando.
¡Éramos uno!
Hasta que vino el diablo
a destruirnos.
Tu sigues siendo un ángel,
libre como el viento
en el desierto.
Sin embargo,
ahora yo no soy ingenuo,
y cada paso que doy…
me quemo.