Con la mente lo intento,
mis ojos son el instrumento,
me esfuerzo y no consigo
que tu mente esté conmigo.
De tanto empeño,
la cabeza me acaba doliendo.
Ahora frustrado y cansado
pues tus ojos no me han mirado.
De repente lo entiendo todo,
todo, me parece perfecto.
Yo no soy quien
para dominar tu espíritu libre,
haciendo viento...
con su movimiento.
De repente lo entiendo todo,
todo te doy,
y tomo.